Es que te acojona que haya alguien ahí fuera dispuesto a ayudarte, a quererte, sí, y te da miedo que de repente descubran que en realidad eres alguien a quien no merece la pena querer..

jueves, 20 de enero de 2011

De algo estoy seguro.
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno.
Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Él no se divertirá con esos tiernos
caprichos.

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