Es que te acojona que haya alguien ahí fuera dispuesto a ayudarte, a quererte, sí, y te da miedo que de repente descubran que en realidad eres alguien a quien no merece la pena querer..

domingo, 9 de enero de 2011

Y lo grito, lo grito a los vientos, al mar, a la tierra y al sol, pero la gente no es capaz de oírlo. Quizá sean palabras ya tan escuchadas que una vez más casi ya ni tienen valor.
Pero intento olvidarlo, olvidarte, escapar de ese algo que me encierra como si en una jaula estuviera. Pero dos palabras me encierran, dos palabras que dicen más que todo lo que pudiera escribir. Y si alguna vez fuera capaz de olvidarlas, de dejarlas de lado y empezar con otras nuevas, quizá ya no tendrían el mismo sentido que antes, quizá yo tampoco fuera capaz de escucharlas, y les daría el mismo significado que muchos otros le dan.
Pero, por ahora, te sigo queriendo, aunque mi cabeza diga que no, aunque mi sentido común intente negarlo, mi corazón sigue latiendo por una sola razón, y esa razón tiene nombre y apellidos.
Y lo grito, y quizá tu corazón no lo escuche, o quizá sea que no quiere escucharlo.
Te quiero.

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